RasaxJun
Say Waht? Que quiero comerte.
Todavía en la sala de ensayo del grupo rookie, LC9, el cual había decido llamarse por sus nombres artísticos para acostumbrarse para los futuros shows que aparecieran, descansaba de su duro entrenamiento.
-Venga, Jun~ abrázame.- Rasa seguía insistiendo en contacto físico.
-¡Me niego! – Para Rasa simplemente era un juego, algo que con el tiempo se convertiría en costumbre y alegraría a nuestras fans. J-hyo mostraba una sonrisa de lado y King reía a carcajadas. E-Den estaba practicando en otra sala junto con AO.
-No sé por qué te molesta tanto el skinship, Jun, creo que es algo natural entra hombres, ¿cierto J-hyo?- Dijo King cogiendo suavemente la mandíbula de J-Hyo y acercándola a su cara. J-Hyo sonrío y le dio un beso en la mejilla. De alguna forma me sonrojé.
Todavía en mis pensamientos, Rasa se acercó por detrás y me abrazo fuertemente juntando sus manos en mi abdomen, haciendo que cayera de espaldas con él al suelo, tirados uno encima de otro.
-¡Por eso te dije que no!- Dije elevando mi voz más bien masculina. Rasa, aún yo estando encima de él, sonrió con esa sonrisa que tanto me hacía dudar, resplandeciente. Volviendo yo a estar confuso, me agarró de la muñeca y me abrazó- yo encima, el debajo- tendido en el suelo.
-¡YAH! ¡Suéltame!
Rasa no paraba de reír.
-Jun~ De verdad eres lindo, adoro tu voz.-No pude evitar sonrojarme. La forma en la que se había acercado a mi oreja y había susurrado con esa voz suya que me hacía enloquecer era demasiado sensual. Sentí que me acaloraba.
-Bueno pues ya que esta aclarado que el skinship no es nada malo, J-hyo y yo nos vamos. Te lo encargo Rasa.-Dijo un divertido King.
-Claro, no lo dudes.-Contestó el aludido.
-Jun-hyung, fighting~.- Dijo un J-hyo tratando de no mostrar la risa contenida que luchaba por florecer.
La puerta se cerró ruidosamente, dejándonos a Rasa y a mí completamente solos. Intenté zafarme de su agarre. Rasa rio con un “haha” y me agarró más fuerte, apretándome contra él.
-¿Te molesta que te toque Jun?-Dijo acercando su mano a mi mejilla.- No lo hago con mala intención, lo sabes, el skinship es natural.
-Sí, lo sé…-Temblé ligeramente por su toque.- Pero…. –¿Pero? ¿Por qué no puedo tener skinship con Rasa? No me importaban ligeros toques y no es que nos lleváramos mal, éramos buenos amigos, pero la actitud de Rasa siempre es… ¿difícil? No le entiendo, ¡Es confuso! Desde que lo conocí nunca lo había entendido y aunque ahora estemos juntos por nuestro debut, sigo sin hacerlo. Es varonil, pero también es lindo, quiere tener skinship, pero no es serio, le gusta hablar, pero muchas veces se mete en su propio mundo. Cuando se centra en una cosa, nadie le puede distraer. No entiendo lo que piensa, ¡me frustra!
No me había dado cuenta de que me había quedado pensando en mi propio mundo hasta que noté una mano debajo de camisa recorriendo mi espalda.
-¡Gyah!- Solté un grito por la confusión y el frio de la mano.
-Oh-ohh~ has gritado, que lindo.
-N-no, que va.-Respondí tozudamente. Volví a notar esa fría mano por mi espalda, esta vez subiendo hacía arriba.- ¿Qué haces? Estoy sudado y huelo mal.
-Tengo curiosidad de cómo es tu piel y tu espalda,-Dijo susurrando muy cerca de mi oído.- de saber si eres tan esbelto como pareces, de saber en qué punto me sientes mejor y en donde te hace sentir mejor, pero sobre todo, quiero saber cómo sabes, tú sabor.-Dicho esto me mordió ligeramente en el cuello mientras yo, asombrado soltaba un “hick!”. Notaba la presión de los dientes de Rasa, ¿En qué andaba pensando? Sus dientes se hundían cada vez con más fuerza y se sentía extrañamente bien…¡No! Solo un poquito. Cerré los ojos…¡Qué no! Pero…No caigas, ¡No caigas!
Rasa pasaba su lengua por la mordida, –que ya había dejado marca –, con delicadeza, saboreando mi cuello, mientras subía y baja, saboreándome, lamiéndome.
“Voy a ser comido”
Rasa continuó dándome pequeños besos donde antes había lamido. Fugaces cual estrella fugaz, pero a la vez, que te dejan esa sensación tan maravillosa de haber descubierto un secreto inalcanzable, único, para luego sentir solo su triste vacío. Esa sensación que ambos dejan, de querer más. Solté un pequeño gemido y note como Rasa mostraba una sonrisa mientras me besaba.
Eso me despertó. Intenté levantarme, acabar con la broma. Debía terminar con esto, no quería que llegará más lejos. Pero Rasa no me dejo, agarrándome por mi muñeca. Me miró a los ojos.
-Habíamos dicho que el skinship estaba bien, ¿cierto?
-¡Pero esto es diferente!
-Así que eres de la clase de hombre que no cumple con su palabra y no es fiel a sus creencias,…Interesante.-Me sonroje indignado.
-¡Claro que no!- Volvió a sonreír. Esa sonrisa que por mucho que la odiara, esa sonrisa sarcástica que despertaba los más ocultos instintos asesinos de mi ser, esa sonrisa, que a pesar de todo, no podía dejar de adorar. Maldición.
-Bueno es saberlo.- Tras decir esto me volvió a coger y con la mano aún en mi espalda, me acerco a él quedándome así apretado entre su mano izquierda por detrás y su mano derecha en mi muñeca.
“De verdad voy a ser comido”
Era bueno saber que Rasa era fuerte, podía aguantar todo mi peso, porque al pasar él otra vez su mano por mi espalda, haciendo círculos por el camino y besar de nuevo mi cuello, fue tal excitación que no pude evitar caer sobre su musculoso cuerpo. Al principio me asusté pero conforme pasaron los segundos una sensación de tranquilidad me inundó. Ahh…Era realmente cómodo. Cerré los ojos sobre su pecho. Cálido. El contraste entre su fría mano y su caliente pecho hacía que me encontrara en un estado alcohólico en el que necesitaba más de su ser. De ese ser tan acogedor. Noté como me acariciaban la cabeza. Mm… se siente bien. No me importaría ser comido si fuera de este modo. Esa mano tan fría y cálida a la vez dejo de acariciarme el cabello y empezó a acariciarme suavemente la nuca , de arriba abajo, provocándome pequeñas sacudidas. Salté de la impresión al notar, que la mano que antes sujetaba mi muñeca, había bajado rápidamente a mi trasero y ahora lo exploraba con curiosidad. Al posar Rasa su mano en mi trasero y acercarme más a él de lo que ya estábamos –cosa que creía imposible– y siguiéndome acariciando esa zona tan sensible que es la nuca, mientras soltaba pequeñas brisas de aliento cerca de mi oreja, hizo que de alguna manera, algo reaccionara bajo mis pantalones.
Me separé rápidamente, quedando de rodillas mientras me tapaba con ambas manos la boca de la sorpresa para luego bajarlas a mis pantalones, tapando en esa zona que no debería estar despierta. No con un chico al menos. Rasa, todavía tendido en el suelo, me miraba sorprendido.
Oh, dios, no porfavor. No soy del tipo que le importe lo que piensen los demás, pero no quería que Rasa me odiara.
Pero, en contra de todo pronóstico, Rasa se llevó una mano delicadamente a su boca mientras entre una pequeña risa, casi inaudible, logré escuchar que decía: “lindo”
-Jun, acércate. –Me extendió los brazos.
-N-no, no hace falta. –Gire la cabeza a un lado.
-Vamos~No me importa. –Se levantó y andando, se acercó a mí. –Me tomo la palma de mi mano y la llevo al cierre de sus pantalones. La quite rápidamente, sorprendido. - ¿Ves? No eres el único.-
Le mire sorprendido pero antes de poder hacer nada, de alguna manera, había acabado tumbado otra vez en el suelo, pero esta vez con Rasa encima.
-Bien, ahora vamos a ocuparnos de este amiguito. –
Rasa me quito la parte superior rápidamente, antes de que pudiera reaccionar. Lo cierto era que era una velocidad admirable. Me besó el cuello, por el lado contrario esta vez, de una manera mucho más lento. Sus manos recorrían mi pecho, y mi abdomen y en el algún momento, yo me había rendido a pelear. Y es como dicen, cuando dudas, cuando dejas una abertura, es cuando el enemigo aprovecha para atacar. Rasa atacó uno de mis pezones. Nunca habría creído que te lo lamieran de esa forma, que te masajearan el otro de esa forma tan sublime podría sentirse tan bien. Tan endemoniadamente bien. Mi espalda se arqueó y solté un pequeño gemido de placer que fue sustituido por uno de queja cuando notaba que esa boca abandonaba mi pecho. Mire molesto a mi acompañante, pero tras ver a donde se dirigía no pude más que abrir la boca de la sorpresa. Rasa estaba desabrochando mi cinturón tras luego dejar caer mis pantalones. Me masajeo mi miembro erecto por encima de la ropa interior, haciendo que me revolviera del deseo. Beso mis muslos. Masajeaba mi zona y no dejaba ni una esquina sin explorar. No podía más. Pensaba que iba a explorar del placer, pero todo eso fue dejado de lado cuando Rasa bajó mi ropa interior y se metió mi miembro en su boca. La lengua de Rasa, los labios de Rasa, perfectos. Sentía que moriría de placer en ese mismo instante, la forma en la que movía su lengua por mi miembro, la suavidad de sus labios, y el poco pudor que mostraba hacían que llegara al paraíso. Agarré su cabeza y lo apreté contra mí, para que llegara más profundo. Rasa seguía trabajando con mi miembro y a pesar de mi vergüenza, no podía dejar de gemir.
-Por-por favor…¡Mmmngg! Ra-sa más…
Rasa aumentó el ritmo y yo sentía que me iba a correr en cualquier momento.
-Me, me voy a correr Rasa, a-aparta…
Volvió a aumentar el ritmo y yo me corrí en esa cavidad que consideraba tan deliciosa. Vi como Rasa se bebía todo mi líquido seminal.
-Lo que esperaba, eres delicioso. -Dijo mientras se lamia la comisura de la boca quitando así los restos que quedaban. Yo solo me encontraba semi-incorporado, respirando duramente por la excitación. Nunca me la habían chupado, pero estaba seguro de que Rasa era excepcionalmente bueno. – Bien, ahora, debería ir yo.- Se quitó la camiseta negra que llevaba puesta. Reaccione. Me puse de rodillas, quedando frente a él.
-¡No!
-¿Qué?
-¡Qué no!
-¿¡Por qué!?
-Porque…- Me quede callado. Ni siquiera sabía que iba a pasar, ¿Por qué me había negado? Era obvio que Rasa estaba igual o más excitado que yo, su bulto lo delataba, y él había aliviado mi dolor. Como buen amigo mi deber era…- ¡NO!.- Rasa me miro duramente, exigiendo una explicación.- Porque,…porque… ¡No quiero ser comido por nadie más que tú! .- Rasa abrió los ojos.- No…-Empezaba a sollozar. No solía llorar.- No quiero ser alguien más con quien tengas skinship, no quiero ser comido si no sientes lo más mínimo hacía mí, ¡No cuando lo haces con cualquiera, cuando es algo tan natural para ti! no…¡N-no quiero ser un amigo con él que tengas s-skin-skinsh…-Mi voz se quebraba y toda mi determinación se iba cayendo lentamente. Me llevé las manos a la cara y empecé a llorar entre sollozos e hipos. Noté como unos fuertes brazos me abrazaban. No era pequeño ni bajo, pero ante esos brazos, me sentía la persona más minúscula del planeta.
-Lo siento, Jun. ¿te asusté, cierto? Lo siento…- Acorrucó mi cabeza en su pecho. Los dos así abrazados de rodillas, entrelazándolas, se sentía extrañamente perfecto.- Jun, te amo.- Elevé mi rostro frente al suyo, mirándole cercana y fijamente. – Ah…Jun, ¿de verdad creías que haría esto con cualquiera? puede que me guste el skinship, pero contigo es especial. Cuando te toco no puedo evitar ponerme nervioso, y tengo que hacer horrores para que no se me levante. Nunca llegaría tan lejos con nadie. Los demás son excusas para que al abrazarte no pienses que es extraño, pero lo siento, hoy supongo que me sobrepase. –
La ternura que reflejaban sus ojos era tan cálida. Mi corazón retumbaba contra mi pecho a una velocidad abismal. Rasa cogió lentamente mi mano y la colocó en su pecho.
-¿Lo sientes? ¿Sientes lo que siento por ti? – El corazón de Rasa iba tan rápido o más que el mío. Ahh…Era esto. Era esto lo que quería. Abracé a Rasa y apoye mi cabeza en su pecho. Cerré de nuevo los ojos.
Rasa pov”
No podía estar más nervioso. Primero había conseguido tocar al hombre que quiero desde hacía tiempo, además de que le había declarado mis sentimientos. Pude soportar ver la cara de un Jun asustado cuando lo sostuve por primera vez encima de mí. De alguna manera pude soportar verlo avergonzado mientras se tapaba su zona excitada, sin llegar a locura. Casi exploto cuando le ayude abajo y pude ver la cara tan adorable que ponía mientras jalaba mis cabello….pero, de ninguna manera ¡Podría soportar ver a Jun decirme que me quería (de alguna manera) y que le gustaba ser comido por mí sin perder el control! ¿Pero en que piensa este chico? Y ahora, tan calmadamente se apoya en mi pecho.
Levanté la cabeza y miré al techo. Fruncí el ceño.
Coloqué a Jun de forma que este, ya no quedara abrazado sino que quedara apoyado encima mío de mis piernas, con su trasero muy cerca de mi miembro... Pude ver como Jun se sorprendía, mientras me miraba a los ojos para luego llevarlos a mi miembro. Restregué mi miembro por su entrada.
-¡Ghya! –Soltó un pequeño grito y se dejó caer de nuevo sobre mí. No iba a dejar pasar esta oportunidad. Llevé mi mano por el interior de su pantalón, medio quitado por la escena de antes, y tras pasar lo poco que quedaba sin bajar de ropa interior acaricié su trasero desnudo. Jun iba a protestar cuando lo besé. Oh dios, cuanto había deseado hacer esto, recorrí toda su cavidad y jugué con su lengua. Podría haber sido más dulce, pero no quería. Quería comerlo, hacerlo mío. Jun de algún modo respondía torpemente a mi beso. Temblaba ligeramente. Extrañado me separe de él. Un rastro de saliva caía de nuestras bocas.
-J-Jun, ¿era tu primer beso?.- Jun se sonrojó a más no poder. Se tapó la boca con sus dos manos. Si no hubiera tenido mi mano en su trasero lo habría abrazado de lo adorable que se mostraba. No esperé respuesta. No la necesitaba. Mi miembro se hizo más grande y Jun volvió a gemir. Ataqué de nuevo sus labios, esos labios virginales, mientras mordía su labio inferior, para luego meter rudamente la lengua en esa cavidad que me hacía enloquecer. Como me gustaría sentir esos labios finos abriéndose para dar paso a mi miembro, como me gustaría ver esos labios abrirse y cerrarse para mí, humedecerse y llenarse de líquido por mí. Ya llegara ese día. Decidí centrarme en la excitante imagen que tenía delante. A Jun, quien le caía un hilo de saliva de la boca y temblaba a causa de mi miembro llorando por entrar en una cavidad que todavía no había sido profanada, mientras a la vez su trasero era masajeado por mis ya dos manos. Volví a la carga con un beso más dulce para tranquilizarle. Un beso dulce, tranquilo, notaba como Jun se dejaba caer, tentado. La suavidad de sus labios era angelical, sentí a que podría curarme el cansancio y hasta la más dura herida de guerra lamiendo esos labios, besarlos, morderlos ligeramente mientras simplemente, saboreaba ese magnífico sabor. Masajeaba su trasero, pero harto de esto, saque una mano.
-Chúpalos.- Le pedí a Jun, quien, al haber sido separado del beso, confundido, accedió a la petición. Notaba como la lengua recorría mis dedos. Mi miembro respondió. Tras encontrarlos lo suficientemente mojados volví a atrapar a Jun en otro beso, también suave. Decidí cambiar de técnica y separar sus nalgas, para después introducir con cuidado un dedo. A pesar del beso, Jun soltó un grito de dolor. Me miro acusándome.
-Lo siento, te amo.- Le susurré al oído. Noté como Jun se relajaba y mi dedo cabía más profundamente. “ohh~así que a jun le gusta mi voz” Bueno era saberlo.
-Jun, bebe, tranquilo, te amo, ¿okey? Relájate, eso es, así…- Introduje otro dedo y empecé a moverlos haciendo la tijera, en círculos…Otro gemido de dolor. Seguí explorando la cavidad virginal de Jun, preparándolo cuidadosamente.
-y-ya…por favor Gun Woo… - oírlo decir mi nombre, con esa cara de excitación, era superior a mí. Mi paciencia tenía límites. Lo tiré al suelo y me coloque encima de él. Me deshice de su ropa inferior y me baje mi pantalón hasta la altura de los muslos. No había tiempo para más. Levante sus piernas, colocándolas en mis hombros. Ante toda esa furia, Jun me miró asustado. Me tranquilicé un poco.
-Tranquilo Yoon Young,- le dije susurrando en su oído.- Seré cuidadoso.
Y de verdad lo intenté. Introduje mi miembro, colocándolo primero en la salida de su entrada y poco a poco lo introduje. No había entrado del todo cuando Jun lloraba del dolor. Sentía lastima, no quería ver a la persona que amo así, pero si paraba le dolería más. Decidí terminar de golpe y lo introduje de golpe, en una estocada. Sentí que Jun podría romperse en cualquier momento. Su entrada me apretaba y dolía, pero ver a Jun sufriendo bajo mí hacía que ese dolor fuera insignificante. El sudor de mi piel y mis ojos acuosos por la tristeza que sentía debieron alarmar a Jun.
-E-estoy bien, no pares…E-en ningún momento t-te lo h-he pedido, ¡Mmmggg!...
-E-entiendo, te amo, ¿lo sabes, no? Si te duele mucho solo…
-¡Que continúes joder! ¡Si te paras duele más!- Algo hizo click en mi interior. Era cierto. Jun no era una chica, Jun era masculino y fuerte, que me mostrara su momento de debilidad no quería decir fuera débil. Sonreí.
-He~he, lo entiendo, déjamelo a mí.
-Por fin lo entiendes, cabrón.
Embestí con fuerza a Jun, quien se abrazó a mi cuello con fuerza mientras acompañaba mi movimiento. Repetía ese movimiento repetidamente buscando el punto donde Jun encontrara placer. Seguí empujando, Jun soltaba pequeñas lágrimas, pero hice caso omiso. La cavidad de Jun era terriblemente deliciosa. Húmeda, caliente, me recibía con apetito y yo pensaba alimentarla. Quería comerme a ese niño que gemía bajo mí. Hasta que porfin, encontré el punto. Jun grito de placer al tocar ese punto. Al principio me asuste, pensando que lo había herido, pero Jun me dijo en el oído “m-más, te quiero” y supe que no había vuelta atrás. Mi miembro se hizo más grande y ataque a ese punto repetidamente, golpeándolo con fuerza. Ataqué al mismo tiempo los labios de Jun quien me acogieron con deseo. Tras soltarlos y morderlos, entre jadeos Jun me advirtió que pronto llegaría.
-Me voy a correr…-
-Hazlo.
Embestí con más fuerza en ese punto que locamente enamoraba a Jun y noté como, tras un espasmo, nuestros abdómenes se llenaban de líquido seminal, mientras Jun gritaba de placer y su cavidad se hacía más estrecha haciendo que me corriera dentro suya. Solté un grito de placer y caí sobre Jun. Este me abrazó y así nos quedamos.
-Nunca te dejare ir, sweetheart. –Ante esto Jun me abrazo con más fuerza.
Los días siguientes fueron tranquilos. Le conté a los chicos que había conseguido a Jun, (lo cual futuramente recibiría una gran regañina por parte de este) quienes sabían de esto, nos pidieron no ser ruidosos, pero poco podía hacer yo. Descubrí que a Jun le encantaba el sexo. Lo hacíamos mínimo cada dos días, y lo cierto es que nunca me aburriría de esa cara tan sexy y tierna. A veces me sentía violado por Jun, siempre que él quería, teníamos sexo, sentir que solo era un juguete sexual para él no era agradable, pero aun así, cuando por las noches Jun susurra mi nombre en sueños y se despierta sobresaltado para observar si sigo durmiendo a su lado, siento, que no podría ser más feliz.
Al fin y al cabo, él es mi bebé.

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